Deja atrás el falso apoyo de tus semejantes y pon tu fe en Dios
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José, despojado de la túnica de colores |
En nuestro interior albergamos la falsedad de un mundo ideal y utópico, negando a cada instante la realidad que nos asedia, asalta y golpea fuertemente.
La túnica de colores representa ese mundo irreal que formó Israel para su hijo José.
¿Dónde estaba el papá cuando los hermanos conspiraban contra José? ¿Dónde estaba Israel cuando lo vendieron? ¿Pudo evitar la calumnia y que lo arrojaran a la cárcel?
Nosotros también deseamos una túnica colorida que no proteja de los embates de la vida. Pero esa es la realidad de los cuentos de hadas que cuidan y protegen a los favorecidos mientras castigan a los malvados.
Todo sería más fácil si el Edén no se hubiera contaminado. Pero aunque no vivimos en el Jardín perdido, en el interior anhelamos ese tiempo en que la humanidad no tenía que lidiar con las viscisitudes que llegaron con el pecado.
Afortunadamente tenemos otro apoyo más confiable y seguro, gracias al sacrificio del hijo de Dios. Ahora las cosas son muy distintas. Para toda situación contamos con una salidad y por cada debilidad tenemos fortalezas que nos cubren y protegen. Mientras sepamos que no vivimos para nosotros mismos sino para Dios, todas las cosas operan para nuestro bien. Incluso la muerte no es el final de nuestra historia.
Por eso es mejor dejar atrás la cobertura humana, tan débil como es realmente y poner toda nuestra confianza en Dios, que es el que siempre cuida de nosotros.
- Basilio Guzmán
Nosotros también deseamos una túnica colorida que no proteja de los embates de la vida. Pero esa es la realidad de los cuentos de hadas que cuidan y protegen a los favorecidos mientras castigan a los malvados.
Todo sería más fácil si el Edén no se hubiera contaminado. Pero aunque no vivimos en el Jardín perdido, en el interior anhelamos ese tiempo en que la humanidad no tenía que lidiar con las viscisitudes que llegaron con el pecado.
Afortunadamente tenemos otro apoyo más confiable y seguro, gracias al sacrificio del hijo de Dios. Ahora las cosas son muy distintas. Para toda situación contamos con una salidad y por cada debilidad tenemos fortalezas que nos cubren y protegen. Mientras sepamos que no vivimos para nosotros mismos sino para Dios, todas las cosas operan para nuestro bien. Incluso la muerte no es el final de nuestra historia.
Por eso es mejor dejar atrás la cobertura humana, tan débil como es realmente y poner toda nuestra confianza en Dios, que es el que siempre cuida de nosotros.
- Basilio Guzmán
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