Cuando era niño, pude ser testigo del proceso de matar la gallina para el sancocho sabatino. El proceso que describo abajo, hoy día sería ofensivo a ciertas personas, con determinadas creencias muy particulares. Deja de leer inmediatamente, o salta directo al cuarto párrafo.
Había dos formas primitivas de matar al ave. Una era tomándola por el cocote (pezcuezo) y girar la gallina como si fuera un abanico, hasta asegurarse que estuviera desnucada.
La otra forma, más rápida y contundente, era sostener la gallina por las patas y poner la cabeza sobre un picador y ¡zas!, de un hachazo cortarle la cabeza. Luego se dejaba caer al suelo y, en ambos casos, la gallina seguía aleteando y pataleando hasta que, poco a poco, quedaba inerte.
Un cuerpo decapitado se muere. Puede patalear y aletear un tiempo, pero está técnicamente muerto, sin esperanza de recuperarse. Solo sirve para sopa, sancocho, guisado, asado o frito.
Algo similar a esa pataleta del animal sacrificado permanece frente a nosotros luego de las elecciones en los paises que, en menor o mayor grado, llevan a cabo los procesos democráticos. Unos ganan y otros pierden, no solo las elecciones, sino la cabeza. Pura pataleta.
Estamos en medio de una guerra cultural para la cual muchos no están preparados, ni siquiera saben que hay una guerra declarada que tiene que ver más con las ideas, que con armas y disparos. Cada cual asume ideales, posturas filosóficas, toma un bando y dispara discursos a cualquiera que esté al alcance. Luego viene la pataleta cuando el discurso no convence a los demás; recurren a los gritos, insultos y sobrenombres sofisticados: "ultra" esto, "ultra" aquello... Pura pataleta. No hay de otra... hasta morir.
RIP.
Había dos formas primitivas de matar al ave. Una era tomándola por el cocote (pezcuezo) y girar la gallina como si fuera un abanico, hasta asegurarse que estuviera desnucada.
La otra forma, más rápida y contundente, era sostener la gallina por las patas y poner la cabeza sobre un picador y ¡zas!, de un hachazo cortarle la cabeza. Luego se dejaba caer al suelo y, en ambos casos, la gallina seguía aleteando y pataleando hasta que, poco a poco, quedaba inerte.
Un cuerpo decapitado se muere. Puede patalear y aletear un tiempo, pero está técnicamente muerto, sin esperanza de recuperarse. Solo sirve para sopa, sancocho, guisado, asado o frito.
Algo similar a esa pataleta del animal sacrificado permanece frente a nosotros luego de las elecciones en los paises que, en menor o mayor grado, llevan a cabo los procesos democráticos. Unos ganan y otros pierden, no solo las elecciones, sino la cabeza. Pura pataleta.
Estamos en medio de una guerra cultural para la cual muchos no están preparados, ni siquiera saben que hay una guerra declarada que tiene que ver más con las ideas, que con armas y disparos. Cada cual asume ideales, posturas filosóficas, toma un bando y dispara discursos a cualquiera que esté al alcance. Luego viene la pataleta cuando el discurso no convence a los demás; recurren a los gritos, insultos y sobrenombres sofisticados: "ultra" esto, "ultra" aquello... Pura pataleta. No hay de otra... hasta morir.
RIP.
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