Lo que no te enseñarán en la escuela dominical
Pudiera
ser la historia más conocida entre los que no leen La Biblia y es
los que la han leído probablemente no haya aprendido algunos
aspectos de la historia. Me cuento en este último grupo porque yo la
leí en muchas ocasiones pero me quedé rasgando la superficie cuando
leí las palabras y no profundicé en sus implicaciones.El buen samaritano (Lic. Creative Commons)
La historia relata cómo un hombre es dejado herido por unos ladrones durante un asalto. Poco después pasa por el camino un ministro del templo y sigue su camino sin ayudar al herido. Más tarde pasa por ahí un ayudante del templo y tampoco asiste al desafortunado hombre. Luego viene por el mismo camino un comerciante de Samaria quien se detiene a ayudar al herido.
El contraste entre los ministros de Dios y el samaritano es enorme. Los samaritanos no eran queridos por los judíos por razones de la historia que no vienen al caso. Los despreciaban y los consideraban poco menos que animales. Los judíos se consideraban a sí mismo como portadores de las verdades de Dios y tenían el monopolio de la fe. Por eso se sintieron con derecho de crucificar a Jesucristo porque creían que era galileo y no judío.
El caso es que los ministros no tuvieron misericordia mienras que "el perro samaritano" mostró bondad desinteresada por una persona que ni siquiera conocía. Jesús narró la historia porque uno de los maestros judíos le preguntó: "¿Quién es mi prójimo?". La historia encierra la respuesta a la interrogante.
Ahora bien, queda claro que ayudar a los necesitados refleja misericordia y bondad pero ¿cómo debe ser realizada esa ayuda? Eso fue lo que aprendí muy tarde en mi vida.
Primero. Para ayudar hay que tener recursos aparte de la buena voluntad. El samaritano tenía cabalgadura y fuerzas suficientes para levantar al herido. Segundo. Él no se echó al herido sobre sus hombros; lo subió a su cabalgadura (burro, caballo o camello). Eso significa que ayudar a alguien no significa que uno tenga que "cargarlo". Se puede brindar apoyo, sostén, caminar a su lado "la milla extra" hasta que la persona pueda continuar con su vida sobre sus propios pies.
Finalmente, el samaritano no canceló su viaje de negocios para quedarse atendiendo al herido. Lo dejó al cuidado de alguien, tomando su parte de responsabilidad por los costos del cuidado. Muchas veces por ayudar a otros abandoné mis propios proyectos, puse en peligro mi empleo, retrasé decisiones personales que me hubieran servido para progresar en la vida. Pero no. Permití que las necesidades de otros superaran las mías.
Comparto esto porque sé que hay muchas personas que están pasando por cosas similares. Muchas personas en necesidad abacoran a las pocas personas dispuestas a servir. Toman por asalto el tiempo, los recursos, los pensamientos y hasta le ocupan las horas de sueño (¿Por qué la gente tiene la mala costumbre de entrar en crisis de madrugada?). Llega el momento en que desarrollan una codependencia enfermiza hasta el punto de que descargan sobre uno la toma de sus decisiones.
Quizás hemos abusado de la palabra "ayudar" sin reflexionar en su significado. Ayudar significa cooperar, o sea, poner el esfuerzo propio junto al de alguien más. No significa hacer lo que otro se supone que haga; tampoco significa que uno está obligado a hacerlo de forma indefinida, especialmente cuando la otra persona llega a depender de tu esfuerzo al grado que deja de realizar el suyo.
- Basilio Guzmán
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